Durante las últimas semanas se fueron conociendo los detalles del atuendo de la reina Camila para la coronación, pero, cuando finalmente se presentó en la Abadía de Westminster esta mañana, no decepcionó, pues combinaba un guiño a la tradición con toques más modernos y personales.
A su llegada a la ceremonia, Camila lució una túnica de Estado de terciopelo carmesí y armiño confeccionada originalmente para la coronación de la reina Isabel, conservada y ajustada por Ede and Ravenscroft, los sastres más antiguos de Londres.
Pero es bajo esta prenda histórica donde comienza la historia personal de Camila. Su vestido de la coronación, bordado en marfil, plata y oro, fue creado por el diseñador británico Bruce Oldfield, una casa que celebra este año su 50 aniversario y con la que Camila mantiene una larga relación.
Sencillo, entallado y confeccionado en Peau de Soie, una seda de brillo mate tejida por Stephen Walters en Suffolk, Inglaterra.
El vestido llevaba los característicos paneles de Oldfield, una cola corta y bordados finos pero intrincados de "cadenas de margaritas, nomeolvides, celidonia y pimpinela escarlata, que representan el afecto del rey y la reina consortes por la naturaleza y la campiña británica", dijo el Palacio en un comunicado.
"Es un honor que me hayan pedido que diseñe un vestido tan histórico para su Majestad. Es realmente el encargo más importante de mi vida. Muy emocionante y muy especial", dijo Oldfield a Women's Wear Daily.
"Un elemento interesante del vestido es que refleja una representación más fluida y moderna del afecto del rey y la reina consorte por la naturaleza y la campiña británica".